En esta parte del mundo en la que nos ha tocado vivir se le da mucha importancia al pensamiento positivo. De hecho nuestra sociedad se ha vuelto presa de un nuevo miedo: el miedo al “pensamiento negativo”. Personas aparentemente racionales insisten en que los únicos medios auténticos para alcanzar la felicidad es mediante un incesante “pensamiento positivo”.
Existe una presión constante para mantener una mentalidad positiva, como si la felicidad genuina fuera algo que solo se logra a través de un optimismo implacable. Sin embargo, esto ignora una realidad inevitable: la vida está llena de altibajos, y hay momentos en que el pensamiento positivo simplemente no es posible ni saludable.
Se nos está llevando a creer que el pensamiento negativo es el nuevo demonio que se esconde en los rincones oscuros para hacernos tropezar y evitar que logremos todo lo que podemos lograr, todo lo que soñamos lograr. Y al igual que los hombres y las mujeres medievales caminaban en las noches oscuras con miedo a los demonios en las sombras, nosotras caminamos con miedo al “pensamiento negativo”.
Tenemos que ser optimistas, erradicar cualquier pensamiento negativo, el vaso siempre tiene que estar medio lleno o lleno del todo, siempre positivo nunca negativo.
Pero por mucho que nos engañemos hay veces — esos días que se atraviesan casi desde que te levantas — que es muy complicado tener una visión positiva de nuestra vida. Y eso que estamos en la cara buena del mundo.
Hay días en que estás tocando fondo, que no quieres ver a nadie, que no puedes levantarte de la cama, que no te aguantas ni a ti. Normalmente a ese cuadro lo llamamos “Depresión”, y tiene tan mala fama, nos da tanto miedo deprimirnos que buscamos rápidamente un remedio. Nos atiborramos a chocolate o a lo que sea,- si nos lo podemos permitir nos vamos de compras (si no nos lo podemos permitir nos deprimimos aún más), nos vamos de copas, buscamos a alguien que nos de algún tipo de consuelo, etcétera. Normalmente estos remedios pueden paliar durante un tiempo nuestro deprimido estado, pero tarde o temprano éste sale de nuevo a flote para hundirnos un poco más. Así, pensando que lo que tenemos es una enfermedad, vamos al médico y salimos de su consulta con un buen listado de medicamentos (drogas) que nos ayuden a luchar contra la depresión.
En el mejor de los casos los síntomas remiten durante un tiempo (como con nuestros remedios) para volver a aflorar. En el peor, nos enganchamos a los fármacos empeorando nuestra situación. Pero si lo analizamos, la negativa depresión de la que estamos hablando puede ser muy positiva, porque piénsalo, que es lo que te deprime?. Tu trabajo, tu familia, tu pareja, tu soledad, tu enfermedad, tu aspecto, tu vida?
Quita del texto las palabras subrayadas, quédate con la que les precede y ponle acento, ¿que queda? TÚ.
Tú eres la causa principal de tu depresión pero ¿que eres tú? ¿Eres todos esos personajes que hemos creado para comunicarnos con los demás?, padre, madre, hija, hijo, pareja, profesional, amiga, amigo. ¿Somos de un género determinado, de la familia tal, de la raza tal, de la religión tal, del país tal, tal?. ¿Eres esos personajes que forman tu ego? Bueno si crees que ERES esos personajes, ese ego, ese cuerpo, esa mente es normal que creas que eres limitado, pequeño, que te compares con los demás y salgas perdiendo, que para vencer estos complejos quieras ser la mejor en tu trabajo, llevar tu casa estupendamente, atender a tu pareja, a tus hijo, padres, amigos. De hecho así nos han educado, para ser la mejor en todo, para que tu esfuerzo sea reconocido, para que cada día seas mas atractiva, atractivo, más joven, más fuerte, más….
Pero esto es imposible verdad, además existen esas “circunstancias aleatorias” eso que llamamos mala suerte y que es capaz de romper tus ideas, tus planes, tu futuro, tu gran futuro. Es tan pesada la carga de mantener tus personajes que te hundes bajo ellos. Pero tú haces cualquier cosa por mantenerlos.
Una vez le preguntaron al Dalai Lama que era lo que más le sorprendía de la humanidad y respondió.
– El ser humano, porque pierde su salud para ganar dinero y luego pierde el dinero por recuperar su salud.
– Porque vive el presente pensando en el futuro y así no vive ni el presente ni el futuro.
– Porque vive como si nunca fuese a morir y muere como si nunca hubiera vivido. Esto es terrible pero es así en muchísimos casos. Esa es nuestra vida. La identificación con nuestro ego nos lleva a actuar de una forma que nos limita, crea barreras, diferencias, distancias, dudas, miedos, rencores, envidias, conflictos. Menudo cuadro ¿no?
Así que, volviendo a la depresión ¿Por que, como, de que manera la depresión puede ser positiva?
Porque, como dice Jeff Foster la depresión puede ser una puerta al despertar
“Podemos ver la depresión no como una enfermedad mental sino, a un nivel más profundo, como un muy mal entendido estado de descanso profundo, en el que entramos cuando estamos completamente exhaustos por el peso de nuestra propia falsa historia de nosotros mismos”
Descanso profundo, la depresión te obliga a parar, te invita a invertir tu atención, a llevarla hacia dentro y buscar tu esencia, tu realidad.
Si entiendes el mensaje, esa actitud te permite llegar a ese momento en el que realizas que tu no eres esos personajes, que solo sirven para comunicarte, para conocer, para experimentar, para vivir esta vida. Que eres mucho más, que eres algo que te une a todo lo que te rodea, al suelo que pisas, al aire que respires, a las personas con las que te cruzas, a todos los seres a todas las conciencias.
Cuando ocurre esto la vida pierde su complejidad, vivimos las situaciones que se nos presentan de manera distinta, disfrutamos más de las cosas sencillas, necesitamos menos, vivimos el día a día, momento a momento, respiración a respiración. Sentimos respeto por lo que somos, confianza en lo que valemos, gratitud por lo que tenemos y por lo que no tenemos.
Pero esto es algo que no se puede decir, se tiene que vivir. Así que la próxima vez que te sientas deprimida/do, dale un poquito de tiempo a tu estado, permite a tu conciencia que te hable de ti, permite que sea una puerta hacia tu despertar, que te ayude a reconocer tu verdadera naturaleza, que te encamine a resolver el problema fundamental. El Yoga y el Vedanta te dan una pista Tat Tvan Asi.
P.D. Por cierto no es necesario que te cambies de sexo, ni que huyas de tu familia, abandones a tu pareja o te cambies de país o de religión. Que hay gente que se toma las cosas al pie de la letra.
Reader Interactions