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- Las preguntas como iniciadoras del conocimiento.

Las preguntas como iniciadoras del conocimiento.

Desde tiempos ancestrales, la búsqueda del conocimiento ha comenzado con preguntas. En el contexto espiritual, las preguntas no solo sirven para adquirir información, sino que son catalizadores para la introspección y la autoindagación. La espiritualidad y la práctica del yoga son caminos hacia el autoconocimiento, y las preguntas son como antorchas que iluminan los rincones oscuros de nuestro ser.
A menudo, las personas que emprenden un camino espiritual lo hacen porque se enfrentan a interrogantes profundas sobre la vida, la muerte, el propósito o el sufrimiento. Estas preguntas iniciales pueden ser el motor que nos lleva a explorar y buscar respuestas en las enseñanzas de tradiciones como el yoga. Sin ellas, no hay un impulso hacia la indagación.
Las preguntas como herramienta para desafiar la ilusión
El yoga nos enseña que la realidad que percibimos está velada por ilusiones creadas por nuestros condicionamientos mentales, emocionales y sociales. Preguntar, en su forma más pura, es desafiar estas ilusiones. Cuando preguntamos, estamos abriendo la puerta para ver más allá de lo que creemos saber y para descubrir nuevas perspectivas.
Al formular preguntas, nos damos permiso para dudar de lo que consideramos cierto. Este acto de dudar y cuestionar es esencial en el proceso de liberarnos de los engaños de nuestra mente y llegar a una comprensión más auténtica de la realidad.
La transformación a través de las preguntas
El proceso de aprendizaje espiritual en el yoga no es pasivo, sino profundamente interactivo. Las preguntas son una forma de interactuar activamente con las enseñanzas. Cuando un estudiante plantea preguntas sinceras y reflexivas, se está comprometiendo directamente con la enseñanza, lo que le permite asimilarla de manera más profunda.
Además, las mejores respuestas no son definitivas, sino aquellas que invitan a formular nuevas preguntas. Cada respuesta, en lugar de cerrar el ciclo del conocimiento, debe abrir uno nuevo. Este es un ciclo continuo de crecimiento, donde las preguntas llevan a la comprensión, y esa comprensión a más preguntas. Es un proceso transformador porque nos obliga a profundizar constantemente y a evolucionar en nuestra percepción del mundo.
Las preguntas como herramienta de autoconocimiento
En el yoga, las preguntas nos ayudan no solo a comprender el mundo exterior, sino también a explorar nuestro mundo interior. Preguntar «¿Quién soy?» o «¿Qué es lo que realmente deseo?» son preguntas fundamentales que han sido centrales en las tradiciones filosóficas y espirituales durante siglos.
Este tipo de preguntas, que son existenciales y personales, son las que permiten un verdadero autoconocimiento. A través de ellas, comenzamos a desvelar nuestras motivaciones, deseos, miedos y condicionamientos. Sin preguntas, podemos vivir de manera superficial, guiados solo por las rutinas o expectativas externas. Las preguntas, en cambio, nos permiten hacer una pausa, reflexionar y mirar hacia adentro.
El valor de preguntar en grupo
En muchas tradiciones, incluidas las enseñanzas del yoga, el acto de preguntar no es solo un ejercicio personal, sino también colectivo. Cuando una persona hace una pregunta en un entorno grupal, no solo está beneficiándose a sí misma, sino que también está enriqueciendo el proceso de aprendizaje de todos los presentes.
Muchas veces, alguien formula una pregunta que otros también tienen, pero no se atreven a expresar. Por lo tanto, al hacer preguntas en un grupo, estamos contribuyendo al proceso de aprendizaje colectivo. Esto no solo amplifica el conocimiento compartido, sino que también crea un sentido de comunidad y apoyo mutuo en la búsqueda espiritual.
La actitud correcta al preguntar
No todas las preguntas son iguales, y la manera en que preguntamos también importa. La actitud con la que formulamos nuestras preguntas puede determinar la calidad de las respuestas que recibimos. En el yoga, se valora una actitud de humildad, respeto, apertura y curiosidad.
  • Humildad: Preguntar con humildad significa reconocer que no tenemos todas las respuestas y que estamos dispuestos a aprender de los demás. Esta disposición abre la puerta para recibir enseñanzas con mayor claridad.
  • Curiosidad: Las preguntas que nacen de una verdadera curiosidad son poderosas. No se hacen por superficialidad o por ego, sino desde un deseo profundo de comprender. Esta curiosidad nos mantiene en movimiento constante hacia adelante en nuestro camino espiritual.
  • Respeto y paciencia: A veces, las respuestas a nuestras preguntas no llegan inmediatamente o en la forma que esperábamos. Ser pacientes y respetuosos del proceso es crucial. Muchas enseñanzas requieren tiempo y maduración para ser comprendidas plenamente.
Las preguntas como puente entre la teoría y la práctica
El proceso de aprendizaje en el yoga incluye escuchar, reflexionar y meditar sobre las enseñanzas. Las preguntas juegan un papel clave en cada una de estas fases. Inicialmente, cuando recibimos una enseñanza, podemos no entenderla completamente o encontrarla abstracta. Preguntar nos permite aclarar esos puntos y obtener una comprensión teórica más sólida.
Luego, en la fase de reflexión, las preguntas se vuelven más personales y profundas, ya que intentamos relacionar lo que hemos aprendido con nuestra propia experiencia. Finalmente, en la práctica meditativa, las preguntas nos ayudan a integrar ese conocimiento de manera vivencial. Aquí, no se trata tanto de preguntas racionales, sino de un cuestionamiento más intuitivo, donde dejamos que las respuestas surjan desde lo profundo de nuestro ser.
Recuperar el hábito de preguntar
Los niños pequeños hacen cientos de preguntas al día, mientras que los adultos tienden a preguntar menos. Esto se debe en gran parte al condicionamiento social, que a menudo reprime nuestra curiosidad natural. En la vida adulta, dejamos de hacer preguntas por miedo al juicio o porque creemos que ya sabemos lo suficiente.
Recuperar el hábito de preguntar es un acto de valentía y de apertura. Nos devuelve a un estado de curiosidad y exploración, donde nos permitimos ser principiantes nuevamente. Este estado de «mente de principiante» es crucial en el yoga, ya que nos permite estar abiertos a nuevas experiencias y aprendizajes, sin quedar atrapados en la rigidez de nuestras creencias anteriores.
En resumen
Las preguntas son el motor del desarrollo espiritual. Nos permiten explorar, desafiar, profundizar y transformarnos. En el yoga, las preguntas son esenciales para comprender las enseñanzas, aplicarlas a nuestra vida y progresar en el camino hacia el autoconocimiento. Preguntar no es solo un acto intelectual, sino un proceso de autodescubrimiento que nos ayuda a trascender nuestras limitaciones y a ver la realidad de manera más clara.
La clave está en hacer preguntas con una actitud correcta: humildad, curiosidad, apertura y respeto. Al hacerlo, no solo crecemos como individuos, sino que también ayudamos a los demás en su propio camino, contribuyendo a un proceso de aprendizaje colectivo y continuo. Las preguntas, al fin y al cabo, son una invitación constante a expandir nuestro entendimiento y a profundizar en la experiencia del ser.

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