Uno de los pilares básicos en los que se apoya el yoga y sus enseñanzas es el Karma, la ley de causa y efecto. Esta ley nos dice que lo que sembremos será cosechado.
El Karma y el concepto de reencarnación se apoyan mutuamente. La reencarnación asegura que recibirás lo que has sembrado, aunque no sea en esta vida y el Karma creado y no consumido explica porque reencarnamos. Mientras nuestro cuerpo físico cambia de una vida a otra, nuestro cuerpo astral se mantiene y perdura. En ese cuerpo astral se sitúan nuestros chakras o vórtices de energía y en cada uno de los primeros cinco chakras principales se acumula nuestro karma dependiendo de las cualidades o tendencias de cada uno de ellos. Así en el 1º chakra encontramos el karma relacionado con nuestro alimento, nuestras necesidades básicas y lo que hacemos para conseguirlas; en el 2º, los actos que tienen que ver con la sexualidad y el placer; en el 3º las acciones o mejor dicho las reacciones de nuestra mente racional y sus condicionamientos; en el 4º, aquello que haces bajo el influjo de las emociones; en el 5º los actos relacionados con nuestra espiritualidad.
Es importante reseñar que en este quinto chakra, de los cinco primeros el de más alta vibración, se encuentran también la intuición, la imaginación y la creatividad. Si observamos, con un poco de intuición, mucha imaginación y algo de creatividad hemos desarrollado un supermercado espiritual de lo más variopinto. Queremos ayudar a los demás, cuando no somos capaces de ayudarnos a nosotros mismos, y este es uno de los grandes peligros de la espiritualidad, porque ligado a nuestro afán de ayudar a los demás esta la creencia de que estamos por encima de ellos. Si has observado alguna representación de Kali, habrás visto que alrededor de su cuello lleva un collar de calaveras humanas. Estas calaveras no pertenecen a asesinos, ladrones o violadores sino a grandes yoguis que se creyeron por encima de los demás y cayeron a lo más bajo.
Hay que tener en cuenta que nuestro karma no consumido es el principal motivo de atadura o retención independientemente de que nuestros actos o intenciones sean malos o buenos. Esto no quiere decir que no importa lo que hagamos. En este mundo dual estamos condenados a actuar de una forma u otra y el yoga es muy claro en la necesidad de no hacer daño a ningún ser, incluido nuestro propio ser. Entonces si nuestro karma, bueno o malo nos ata a la rueda ¿Qué podemos hacer para liberarnos?
Si entendemos karma como acción, todo lo que hacemos es karma. Pero según las enseñanzas de Swami Shankarananda, Maestro de Kriya Yoga, a lo que habitualmente nos referimos como karma, nuestras acciones, no son auténtico karma. Karma se refiere a la acción real, a la acción original de nuestro ser. A través de esa acción principal todo lo demás es únicamente un reflejo de ella o como podría decirse, es akarma. «A» es un prefijo privativo del Sánscrito, por lo tanto la palabra akarma significa «no karma». Según esto, todas las acciones, tanto físicas como psicológicas, son acciones secundarias que provienen de la acción original.
Así, en realidad aquello que entendemos por nuestras acciones son sub-acciones, acciones secundarias. Podrías estar construyendo una casa, un templo, un hospital de caridad o un orfanato; no importa cuan espiritual sea la acción que realices, siempre será una acción secundaria, una sub-acción. Nunca debes olvidar que todas las sub-acciones, incluyendo el conocimiento, las ideas, las acciones de los órganos de los sentidos o de la acción, todo tipo de mecanismos, son activados por la verdadera y principal acción. Esta acción principal no es otra que la respiración, la acción de respirar (pranakarma). Pero ya sabes que esta respiración a la que nos referimos no es simplemente el intercambio de gases con el que oxigenamos nuestro cuerpo físico, sino la energía vital a la que está enraizada.
Es la electricidad la que da luz a la bombilla, hace girar las aspas del ventilador y mueve el motor. La fuerza no surge de la bombilla o de los componentes del motor, sino de la electricidad (positivo y negativo). Así como la luz de la bombilla es la manifestación de la electricidad, similarmente todas nuestras acciones son la manifestación de nuestro pranakarma. Este es el auténtico significado de karma y lo que explica akarma.
Pero mantenemos la idea de que si incidental o accidentalmente ocurre algo en nuestras vidas que se escape a nuestro control, es porque «es mi karma», refiriéndonos a nuestro destino, algo que nos ocurre por algo que hemos hecho, sepamos o no lo que sea que hallamos hecho, incluso pensamos que quizás sea debido a acciones de vidas pasadas. No importa lo que pensemos, incluso ese «predestinado destino» puede ser controlado, destruido, suprimido, redirigido o recanalizado, sin importar el estado kármico en el que uno se encuentre.
Aquí entra en juego otro termino a tener presente, este es «Vikarma«, Vikarma es algo muy diferente aunque posiblemente sea la raíz del karma ya que se encuentra por encima, más allá del karma. Vikarma es algo que existe para destruir lo existente, y la destrucción es la esencia de la construcción. Esto no debe malinterpretarse, todo es una metáfora. Destruir los buenos o malos caracteres (akarmas) permite construir pranakarmas. La destrucción de akarma es el padre del karma.
Así podemos decir que Vikarma es la acción primigenia por lo que todo se vuelve a manifestar, la acción del alma universal. La ciencia nos dice que este universo llegó precedido de una explosión, de la destrucción del estado previo, de esta manera a nivel individual e interno el verdadero karma es la unión del Alma y la respiración a través de la destrucción de nuestras ataduras y bloqueos.
Nuestra mente, pensamientos, órganos de los sentidos y órganos de la acción, así también como nuestro intelecto y nuestro ego no son sino reflejos de este karma.
Para definir de un modo simple como funciona el karma, podemos citar muchas leyendas Hindúes. Quizás la leyenda más indicada es la que cuenta como Indra (El rey de los dioses, el señor de los órganos de los sentidos y de los órganos de la acción), se convirtió en una marioneta por la maldición del sabio Durvasa. Según el consejo del Señor Sri Bishnu, el señor del tacto, Indra batió los siete océanos con la ayuda de los devas y los danavas (demonios, asuras). La historia dice que los instrumentos que Indra necesitó para esto fueron:
a.- Meru (montaña del himalaya) que simboliza la columna vertebral.
b.- Ananta Basuki (la serpiente legendaria, utilizada como una cuerda) o, ida y pingala que simbolizan una serpiente, al igual que la cuerda.
c.-Kachhap/ Kurma (Kurma nadi, como dicen las escrituras- la gran tortuga de tierra) o la zona de unión de la columna vertebral con el cráneo y cerebro.
El significado metafórico de la leyenda es que la columna vertebral del ser humano con ida y pingala en su interior y kurma nadi, el círculo que equilibra las glándulas pituitaria y pineal- la parte final de la columna, A través de la acción de pranaswarup (inhalación) representando a los devas o dioses, y de apanaswarup (exhalación) representando a los asuras o demonios. los siete océanos son agitados, los siete océanos son los siete chakras. Esta acción elimina nuestros akarmas, que se encuentran escondidos dentro de los cinco primeros chakras, y nos libera y separa de los akarmas existentes del pasado, los destruye liberándonos de la maldición.
Ahora os voy a explicar como los karmas se transfieren de una vida a otra, según la Astrología Cósmica de Swami Shankarananda Giri.
En la última respiración del cuerpo, los akarmas entran en el infinito (bisargaha) con la última exhalación. La vida espera por un ciclo del orden planetario (mahadasha) para tomar un nuevo cuerpo. La vida es siempre un ciclo, un periodo, una kala o era. Un período de vida normal, según el cálculo bimsottari, es de ciento veinte años. Dentro de éste, por ejemplo, el mahadasha de Saturno es de diecinueve años. Supón que alguien nace en este mahadasha quedando quince años y seis meses para el final de este periodo. Esto significa que en su vida anterior abandonó el cuerpo habiendo transcurrido tres años y seis meses del mahadasha de Saturno. Así como el último akarma acompaña al prana al infinito (bisargaha), del mismo modo, cuando una nueva vida comienza, todos los akarmas se transmiten a ella. Si una persona alcanzase la completa realización y fuese capaz de eliminar todos sus akarmas, buenos y malos, positivos y negativos, entrando en el estado de kaivalyam, la vida volvería de nuevo a bisargaha (infinito) con la manifestación de cero absoluto.
Pero si, después de que gran parte de nuestro akarma haya sido sufrido o disfrutado, queda akarma que no haya sido experimentado en el momento de la muerte, este quedará almacenado en sus chakras correspondientes en el cuerpo astral, aguardando el tiempo que ordene el ciclo astrológico para transferirse a la próxima vida.
Con la primera respiración en el nuevo cuerpo, el cuerpo astral se fija a un nuevo cuerpo físico y todos los akarmas descienden a la columna vertebral en forma y en orden alfabético, dentro de los chakras correspondientes. Por lo tanto cada chakra es un punto clave a abrir de modo que podamos extraer los karmas allí presentes.
Existen tres punto importantes para la destrucción de estos akarmas, la intención, la atención y la actitud. Así, con la intención de liberarnos, con la atención en la respiración y en las zonas físicas donde se encuentran los chakras de la columna vertebral, y con una actitud abierta, respiramos de una forma especial y consciente en y através de ellos. Esto es como cuando entras en una habitación cerrada y su atmosfera esta muy cargada, lo mejor que puedes hacer es abrir puertas y ventanas y de esta manera airear la estancia. De manera similar respiramos y aireamos nuestro akarma en los distintos chakras.
Esta interacción de la respiración, (pranakarma), y el Alma, (Vikarma), es la raíz de todo y la causa que destruye los akarmas del pasado. Esta práctica (Kriya) dentro del cuerpo es yoga. La más profunda esencia de la espiritualidad está contenida en el Kriya yoga.
Interacciones del lector