Cuando nos interesamos por la mitología greco-romana fascina esa urdimbre de historias y nos cuesta entender que puede constituir un sentir espiritual y una religión organizada. Por eso la calificamos como religión politeísta y trasladamos ese mismo juicio a los demás sentires espirituales que no prohíben adorar a más de una representación de la divinidad.
Cuando fuimos ahondando en la práctica del kriyā-yoga tras la iniciación que recibimos de Swami Shankarananda Giri, también entendimos poco a poco el significado real de las representaciones de la divinidad en el panteón hindú.
Uno de los dioses que nos llaman más la atención es ganeśa, la divinidad con cabeza de elefante y cuerpo humano. Es hijo de śiva y parvati, que representan a su vez el espíritu y la naturaleza y se manifiesta en nuestra respiración que une nuestra fisiología o nuestro aliento con nuestra conciencia en la práctica de kriyā-yoga.
Tradicionalmente se le invoca para eliminar los obstáculos que van moldeando nuestras vidas. Pero rara vez se sabe que es también la energía que los pone en el camino, como el profesor que nos presenta un problema para resolver y nos da las herramientas para solucionarlo.
En kriyā-yoga, situamos a Ganeśa en el primer centro energético, mūlādhāra chakra, en el cóccix y ahí nos encontramos con el primero de los cuatro bloqueos o granthis. Estos nudos están en nuestra columna, rigiendo también el cuarto centro, anāhata y el sexto centro, ājñā.
La cabeza de Ganeśa representa nuestras caderas y la trompa la columna. En el primer kriyā, las respiraciones lentas y profundas vuelven siempre al primer centro, para devolver la energía purificada de todos los centros y romper ese primer nudo. Así conseguimos una mente más calmada, capaz de tomar decisiones correctas y propicias.
En mūlādhāra chakra, dominan los deseos y apegos materiales, a todo lo que nos rodea. Debilitar esas tendencias produce estabilidad y serenidad, disolviendo la ansiedad.
En el templo de Hiraṇyagarbha del kriyā-yoga ashram de Rishikesh en India, una estatua de Ganeśa domina el centro de la sala frente a los maestros de kriyā que constituyen el linaje de Swami Shankarananda Giri. A menudo, nuestro gurú nos recuerda que la primera divinidad a la que debemos adorar es a Ganeśa porque él tiene la capacidad de enviar aire por su trompa, a saber de mover la respiración en nuestra columna, para que disolvamos nuestros bloqueos con nuestra práctica.
Dev & Rasmi
Interacciones del lector