En la palabra Haṭha-yoga «ha» simboliza la energía del sol, mientras que «ṭha» simboliza la de la Luna. Desde el principio se nos indica la importancia de estos dos conceptos en la práctica del Haṭha-Yoga, donde se presentan los métodos a través de los cuales podamos utilizar, armonizar y unir estas dos energías.
La relación entre el Sol y la Luna (śiva y śakti) a inspirado desde tiempos inmemoriales a yoguis y sadhus. El sol representa el estado de śiva. Él es el dador de luz (prakāśa), mientras que Ella es su reflejo (vimarśa). Esta continua relación conlleva cambios visibles que transmiten distintas cualidades. El brillo del sol es inmutable. Brilla con igual luz, independientemente de su posición en el cielo. No juzga. No favorece a nadie. Su dharma no cambia con el tiempo. Su único propósito es brillar y dar luz. Es por eso que en la astrología védica el Sol se percibe como ātmā-karaka, la conciencia que causa, que permanece inalterable independientemente de las diferentes circunstancias de la vida y los estados de ánimo de la mente.
Sin embargo, el brillo de la Luna depende de la luz del Sol y la distancia entre ellos. La luna no tiene luz, sino que refleja la luz del sol. Del mismo modo, nuestra mente no tiene ningún brillo por sí sola. Cualquier brillo manifestado a través de ella, es la luz de la conciencia que brilla a través del velo de maya que la cubre.
śiva es el Sol, la conciencia que ilumina, mientras que śakti es la Luna, la mente individual, que participa en el juego divino de la vida, y es sensible a los diferentes estados de ánimo del momento presente. Los ṛṣis védicos percibieron en estos cambios quince formas de esta relación universal entre śiva y śakti, que se correlacionan con las quince fases de la Luna. Los llamaron tithis.
Los tithis (días lunares)
Todas las tradiciones antiguas llamaban al Sol, Padre, y a la Luna, Madre. A la luz de la ciencia moderna, esto no podría ser más preciso. La luz del sol y su calor infunden a la Tierra energía creativa y sustenta nuestra vida aquí. Pero sin la Luna, tampoco habría vida en la Tierra (al menos como la conocemos). Es la influencia gravitacional de nuestra Luna lo que ayuda a garantizar que el eje de rotación y el clima de la Tierra se mantengan estables durante largos períodos de tiempo, lo cual es esencial para que la vida sobreviva en nuestro planeta. Por mucho que la influencia del Sol impregne la Tierra de vida, la influencia de la Luna la conserva. Así, la influencia del Sol es activa, masculina e inspiradora, mientras que la influencia de la Luna es pasiva, femenina y nutritiva.
Cada persona representa un principio, que parece, separado de la creación pero cuya naturaleza es Ātman o la existencia, conciencia y gozo donde todo se manifiesta. A esta individualidad o persona se le denomina jivātma o el alma viviente representada por el conjunto cuerpo-mente-respiración. A nivel macro-cósmico podemos decir que el Sol representa a Ātman y la Luna representa a jivātma. Al observar ambos astros, a la distancia cambiante entre la si se le llama tithi.
Los principios, leyes y fuerzas de la divinidad son las deidades que rigen los tithis. Al analizar cada tithi se puede observar el principio divino que transmite y su influencia por lo que se puede trabajar y sobrellevar armonizándose con ello.
El varaha purana menciona que el soma o el néctar eterno tiene 16 dígitos. Soma es la Luna. Los 16 dígitos son los 15 tithis y un momento de silencio al final del 15º tithi. Soma también es llamado amṛita, el néctar de la inmortalidad. Se dice que el néctar es almacenado en una vasija sutíl entre el ājna y el sahasrāra-chakra, y es solamente cuando esta vasija de néctar fluye cuando podemos despertar a la plenitud verdadera, consciente y eterna. El nectar es la capacidad de comprender y asimilar el conocimiento de lo que somos. El alma encarnada va cosechando, vida tras vida, este néctar precioso por sus buenas acciones (punya), los vedas mencionan que debemos preservarlo pero la ignorancia humana es tal que desea usarlo y gastarlo todo a través de materializar sus deseos. La Luna (la mente) representa tanto el néctar de la inmortalidad, como también nuestra habilidad para gastarlo. El yoga con sus gama de practicas espirituales fue diseñado especialmente para preservar este néctar y para aumentarlo. La vasija de néctar estará llena con nuestras buenas acciones, a través de la dedicación al dharma y a aprender cómo dirigir nuestra mente y sus sentidos.
Los días lunares o tithis representan las diferentes naturalezas humanas, manifestadas en las distintas fases lunares, que pueden ser apropiadamente comprendidas y trabajadas dándonos la oportunidad de preservar este precioso amṛita. La influencia de los tithis potencia nuestras debilidades y nuestras fuerzas, muestra la habilidad para relacionarnos con los demás así como también la conexión con la Divinidad. En nuestras secuencias tenemos muy en cuenta el tithi con el que estamos trabajando (su tendencia, su elemento y características) y buscamos armonizar nuestro secuencia con ellas. ¿Cómo?
Las bases de los tithi
Desde la conjunción entre el Sol y la Luna en Luna Nueva, estos comienzan a separarse uno del otro en un arco de 12° por día. Esto es un tithi. En un mes lunar existen 30 tithis, pero cada tithi es ligeramente más corto que el día solar. Así que los tithis son los pasos de la luna que se aleja del Sol y se vuelve a acercar a Él, donde se activa la interacción diaria entre lo vivo y lo eterno.
El mes lunar es divido en dos fases conocidos como pakśas que tienen dos quincenas en fase creciente y en fase menguante:
1. śukla pakśa – la mitad brillante de la Luna, que se activa desde la Luna Nueva hasta la Luna llena. Existen 15 tithis que pertenecen al ciclo de la fase creciente de la Luna.
2.Kriṣṇa pakśa – la mitad oscura de la Luna, que se activa desde la Luna llena hasta la Luna nueva. Existen 15 tithis que pertenecen al ciclo de la fase menguante de la Luna.
En los calendarios de la India los tithis siempre son representados por números desde 1 (el primer día o pratipada) hasta el 15 (luna llena o purnima). Después de la Luna llena, el siguiente tithi será nuevamente representado con el número 1, 2, 3 y así por el estilo hasta llegar al tithi 14. El tithi 30 es considerado, la noche más oscura del mes lunar, que es conocido como amavasya. El comienzo de Purnima es 12° antes de la Luna llena y es al final del tithi cuando la Luna está llena totalmente. Inmediatamente después de eso comienza kriṣṇa pratipada, el 1er día de la Luna menguante.
Amavasya comienza cuando la Luna está a 348° separada del Sol. Amavasya se refiere a la Luna nueva y al final de este tithi se activa el día śukla pratipada donde comienza el primer día del ciclo creciente.
Tithi-bhuta
Al comprobar el tithi activo lo primero a tener en cuenta en las secuencias es su elemento o tithi-bhuta. Como se ha dicho, la luna (candra) es también conocida como soma. Soma es una de las palabras clave en las antiguas tradiciones de la India. Representa todo lo que es gentil, hermoso, delicado y dulce de temperamento. Soma es parte de la pareja eterna de agni-soma. Agni es el elemento fuego; Soma es el elemento agua.
Agni y Soma, como la dualidad cósmica principal, impregnan toda la naturaleza. Agni es el Sol, que brilla por sí mismo, y Soma es la Luna, que refleja su luz. Agni es la fuerza ascendente que se eleva; Soma es la fuerza que desciende. Agni representa nuestra aspiración hacia Dios, mientras que soma es el descenso de su gracia. Agni es el poder del movimiento, la percepción, la energía y el esfuerzo. Soma se refiere a los poderes de nutrición, disfrute, rejuvenecimiento y éxtasis. Estas acciones ocurren en todos los niveles de la vida y en todos los planos del universo. Generalmente agni como fuego es una fuerza masculina y soma como agua es una fuerza femenina, pero hay lados masculinos y femeninos tanto de agni como de soma. Lo femenino también tiene su fuego especial o agni y lo masculino tiene su frescura o soma. Hay un agni dentro de soma y un soma dentro de agni.
Agni como fuego representa la luz (jyoti) en el sentido más amplio, que incluye la luz de la percepción y la luz de la conciencia, no simplemente la luz como principio material. Soma como agua (jala) es el medio en el que se puede reflejar la luz, que en última instancia es una cualidad de la luz misma. En este sentido, soma no es solo agua, sino también la mente y, en última instancia, el poder reflexivo de la conciencia misma.
Dicho esto es fácil entender que el principal elemento de los tithi es jala, agua. La luna y el elemento agua influyen en nuestra madurez emocional, en como nos relacionamos con quién o que nos rodea, y con nosotros mismos, muestra nuestra estabilidad emocional y felicidad. Y es en este ámbito de las emociones, sentimientos y pensamientos donde vamos a percibir con más claridad nuestro trabajo.
Además del elemento agua, vamos a encontrar que cada tithi tiene también su propio elemento secundario.
El camino de los cinco elementos (panca-mahābhutas)
El prāna en su expresión se densifica en cinco elementos primordiales que conforman el substrato básico del Universo. Estos elementos son el estado gaseoso, radiante o lumínico, líquido y sólido y en su manifestación son representados por el aire, el fuego, el agua y la tierra siendo el éter, el espacio quien les da cobijo y permea.
En su origen, estos cinco elemento son de una naturaleza muy sutil, no pueden ser percibidos y reciben el nombre de tanmatras. Al desarrollarse en la naturaleza, devienen cada vez más burdos, más físicos hasta que pueden ser objeto de percepción por los sentidos y entonces son llamados los cinco grandes elementos Panca-mahābhutas. Estos aparecen en un orden progresivo desde lo sutil a lo burdo (espacio, aire, fuego, agua, tierra). El yoga es una práctica que, también, se mueve de lo sutil (un pensamiento, sentimiento o intención) a lo basto (un movimiento en el cuerpo, o una acción física) y luego de nuevo a lo sutil (dicha, libertad, iluminación). En esta danza entre la causa y el efecto habita nuestra conciencia. Como ya se ha dicho, los cinco elementos se despliegan de una manera similar, pasando de lo sutil (espacio y aire) a lo bruto (agua, tierra). Son las partes constitutivas que se unen para crear nuestras mentes, nuestros cuerpos y todas nuestras experiencias.
Por lo tanto, para entender esta conexión con todo lo que nos rodea, y traernos de vuelta a nosotros mismos, es esclarecedor explorar cada uno de los cinco elementos en nuestra práctica de yoga.
1. Espacio: Akaśa de kaś “espacio, aquello que no tiene resistencia”. Akaśa es el contenedor de todo. Es la primera manifestación del prāna en el desarrollo de todo cuerpo. Es la matriz en la que circulan los electrones dentro del átomo. Es pura posibilidad y potencial. Se siente como la quietud, la libertad y la conciencia. El espacio fomenta la transformación proporcionando un lugar para que ocurra. Crear espacio requiere disciplina, estar presente y consciente de lo que estás sosteniendo, si se trata de un dialogo mental, una emoción o cualquier forma de tensión. Si permites que tu respiración y tu mente se ralenticen, puedes sintonizarte con el espacio entre tus pensamientos, el espacio del cual surgen. Esta es la clave para la práctica de la meditación y nuestra capacidad para conectarnos con el elemento del espacio en nuestra práctica de yoga (y en nuestras vidas) nos permite permanecer sensibles y tener una mente abierta a lo que está surgiendo. Otra gran práctica para conectarse al espacio es la práctica de japa, o la repetición verbal de un mantra. El espacio está relacionado con el sentido del oído y, por lo tanto, sintonizarse con la vibración del sonido a medida que se mueve a través del espacio puede despejar tu mente y abrir una mayor calidad de receptividad.
2. Aire: Vāyu, de va “ movimiento, oscilación, vibración”. Vāyu es el inductor de la acción, del movimiento, no solo físicamente sino también en los aspectos más sutiles como los pensamientos. Es después del espacio la segunda manifestación del prāna en el cuerpo. Es el movimiento de los electrones orbitando alrededor de su núcleo, dentro del átomo. La respiración dentro y fuera del cuerpo, la apertura y contracción de los músculos y la mente. El elemento aire nos da ritmo, gracia, movilidad y una sensación de apertura mental y física. El aire alimenta el fuego de la respiración consciente. Prānāyāma es una gran manera de abrir y aprovechar los canales sutiles del cuerpo para que todo fluya. Al moverte a través de la vida y en tu práctica, observa cómo la respiración alimenta el cuerpo y la mente. Respirar en la expansión y contracción de los músculos, las articulaciones y los tejidos conectivos y de apoyo para crear la sensación de ligereza y apertura. El aire también está relacionado con la mente y el movimiento de información a través de nuestro sistema nervioso. En la mitología hindú, se considera que el dios Vāyu es muy poderoso y sus hijos Hanuman (el dios mono) y Bhima (uno de los hermanos Pandava del Mahābhārata) eran increíblemente fuertes y conocidos por sus grandes corazones, que estaban llenos de devoción y lealtad. Y, sin embargo, cuando el elemento aire es errático, experimentaremos un estado de vata dosha agravado, que puede provocar ansiedad, confusión e inquietud. Entonces, aprender a regular el elemento aire dentro de nuestro propio cuerpo / mente es clave para aprovechar su poder y fuerza. Con un trabajo más reposado, suave y meditativo que mejora la estabilidad mental, la comprensión de las enseñanzas, la meditación.
3. Fuego: Tejas o agni es el tercer elemento en el orden de la creación: Se origina con la fricción que genera el movimiento de las partículas primordiales: el fuego interviene en el proceso de cocción del macrocosmos, el Universo y del microcosmos, el cuerpo. El fuego permita modelar y dar forma a la materia. Es la energía potencial o latente alojada en el átomo; si se libera violentamente produce un calor extremo. El fuego en nuestra práctica se experimenta como intensidad y abundancia. El calor y la energía creados son el resultado de la acción, la dedicación y la atención puestas en la práctica. Disciplina, transformación, inspiración. En última instancia, nuestro fuego ofrece purificación. Crea una visión que nos permite ver y participar en lo que es importante y quemar el resto. El fuego en la práctica se incrementa con bandhas activos. Moviéndote desde el centro. El fuego vive en el vientre y la participación de los bandhas nos ayuda a mantener el fuego ardiendo. La palabra agni también está relacionada con el poder de la digestión. En Ayurveda se dice que hay trece tipos diferentes de agni que gobiernan todos los procesos metabólicos en el cuerpo. Y de la misma manera que la capacidad digestiva del cuerpo nos permite recibir la máxima nutrición de todo lo que ingerimos, la mente también tiene un agni que debe mantenerse avivado para evitar confusión y embotamiento. Mantener el fuego de la mente encendido ilumina nuestras vidas para que podamos ver con claridad. La práctica del yoga requiere disciplina, lo que también estimulará el elemento fuego en tu vida. El calor y la energía creados son el resultado de la acción, la dedicación y la atención puestas en la práctica. En última instancia, nuestro fuego ofrece purificación. Crea una visión que nos permite ver y participar en lo que es importante y quemar el resto. Por lo tanto realizamos un trabajo postural completo en el que nos mantenemos más tiempo.
4. Agua: Jala o ap es el elemento que proporciona cohesión y permite la fluidez en el cuerpo y previene la acumulación excesiva de los otros elementos. Las cualidades del agua evitan la rigidez. El agua es la fuerza de cohesión entre las diversas partículas atómicas (protón, electrón, neutrón) y entre unos átomos y otros. El agua también interviene en el proceso de asociación de ideas relacionadas en la mente y permite la corriente adecuada de pensamientos.
Fluidez, conexión, adaptabilidad. Jala se manifiesta en nuestra capacidad de mantener algo conscientemente y al mismo tiempo, dejar ir. Combina nuestra práctica el respeto hacia nuestro cuerpo y el esfuerzo necesario que nos ofrece un movimiento fluido, músculos flexibles, articulaciones estables, mentes ágiles. Cultivar la suavidad en tu práctica (especialmente en las articulaciones), y nutrir una sensibilidad física, mental y emocional que favorece la respuesta en lugar de la reacción. También significa moverse fluidamente a través de la práctica, sincronizando el movimiento con la respiración, abriéndose, sintiéndose y cediendo de una manera que sea poderosa y sostenida. Así las secuencias en vinyasa buscan el funcionamiento adecuado de los sistemas orgánicos a través de un trabajo intenso y posturas y movimientos que facilitan la transpiración.
5. Tierra: Pṛtihvi, la tierra es el aspecto concreto del estado solido de la naturaleza. Favorece el crecimiento y la solidez. La Tierra es el hogar. Es alimento, firmeza, estructura, cohesión. La quietud física que crea la quietud mental y emocional, y viceversa. La tierra es el hogar. Estos días ofrecen alimento, firmeza, estructura, cohesión. estabilidad y reposo, pero puede que también estancamiento o rigidez, por eso las secuencias trabajan el alineamiento estructural a través de posturas asimétricas y de equilibrio, con más movimiento. De 5 a 10 respiraciones en cada postura. Se trata de mantener la conciencia en cómo el estado y la posición de estos equilibrios y movimientos contribuyen a una experiencia general de estabilidad y comodidad (sthira y sukham).
Los cinco grupos de tithi y sus bhuta
Existe una clasificación de los tithi, las cuales están relacionados con los pancamahābhutas o los cinco elementos. Los tithi son divididos en grupos de cinco que se repiten así mismos seis veces, tres en la fase creciente y tres en la fase menguante. En esta clasificación, cada grupo de tres tithi son conocidos como nanda, bhadra, jaya, rikta y purna.
Así los nanda tithi reflejan el elemento fuego con su capacidad para transformar.
Los bhadra tithi están enlazados con el elemento tierra.
Los jaya tithi son días ligados con el elemento espacio.
Rikta tithi están ligados al agua y por lo tanto, fluidez, conexión, adaptabilidad.
Purna tithi. Purna significa pleno o completo. Estos días están gobernados por el elemento aire.
Con la comprensión de los elementos y de la luna en nuestra práctica, desarrollamos un trabajo a nivel físico y sutil completo. De esta manera trabajamos la fuerza, la flexibilidad, el alineamiento, el equilibrio, potenciamos la salud de los sistemas orgánicos y la estabilidad, la concentración y la claridad mental, siguiendo las tendencias que el Sol y la Luna marcan en nuestra mente de tal forma que nos armonizamos con nuestros ciclos naturales.
Interacciones del lector