Akarna Dhanurasana el arquero

 Rama el arquero, es la séptima encarnación del
Señor Vishnu (el principio preservador de la creación)

Su historia se detalla en el poema épico Ramayana

El nombre de Rama deriva de las raices Ra
(positivo) y Ma (negativo) y representa literalmente al ser perfectamente
equilibrado. De hecho Rama es el mantra del equilibrio y la armonía.

Ra también se refiere al Atma o espíritu
universal (el origen de todo), y Ma, a la mente material. Como veis la clave es
el equilibrio, el camino del medio.

 Así,
el significado de Rama equivale a decir “el equilibrio se basa en fundir la
mente en el Atma, en el espíritu”.

Ramayana (la historia de Rama) quiere decir
“bañar el mundo con la bienaventuranza del principio de Rama”. Pero no es Shri
Rama solo el que está involucrado en este proceso. Sita, su esposa, es también
una personalidad épica. Difícilmente veremos parejas en las que sus miembros
sean idénticos en sus rasgos físicos, cualidades, comportamiento, pensamientos
y capacidad. Pero, en el caso de Rama y Sita, la similitud era completa en
todos los aspectos. No había diferencia alguna en las cualidades u otros
rasgos. Rama y Sita (el conocimiento y la ilusión) deben considerarse una sola
identidad y no seres separados (de nuevo el equilibrio).

El emperador Janaka, soberano de Mithila, era un
sabio que poseía el conocimiento de la unidad del ser individual con el Ser
cósmico y había renunciado a todo. Como el agua sobre una hoja de loto, estaba
completamente desapegado, no se preocupaba en absoluto por las cosas mundanas.
Sin hijos propios, crió con mucho amor a una niña abandonada, Sita. En su reino
tenía dos entidades poderosas: el arco de Shiva (el tiempo) y Sita ( maya, la
ilusión). Una vez, jugando, Sita levantó el gigantesco arco de Shiva con
asombrosa facilidad. Debido a esta hazaña, Janaka pensó que Sita debía unirse
con quien pudiera manejar el arco de Shiva y merecer su mano. Una vez decidido
esto, invitó a los príncipes y dioses para la fiesta de Sita, en el que se
conocería a su compañero. Después de que muchos lo intentaran en vano, Rama
llegó, levantó el arco de Shiva tan fácilmente como lo había hecho Sita y lo
rompió. Janaka se dio cuenta de que Rama y Sita formaban una pareja ideal en
cuanto a belleza, carácter y fortaleza.

Sita no era una mujer común. Ella era la
encarnación de la suprema ilusión divina, Mahamaya. Rama tomó a Mahamaya por
esposa.

Sita, por su parte, buscaba la unidad con el
principio del Atma representado por Rama. El matrimonio de Rama y Sita
simboliza la asociación del Espíritu y de Maya, la verdad y la ilusión. Y es en
esta forma combinada de Atma y Maya que Rama entró en Ayodhya.

Ayodhya significa “invencible” y es el nombre del
cuerpo físico. Su soberano era Dasharatha (la mente).

Dasharatha quiere decir “aquel que ha hecho de
sus diez órganos de los sentidos (los cinco órganos de acción y los cinco de
percepción) su carruaje. Alegóricamente, esto representa a la mente
que rige el cuerpo y sus diez órganos. Estos órganos de los sentidos están
relacionados con las tres cualidades (gunas) de la materia: sattva
(serenidad), rajas (pasión) y tamas (pasividad). Dasharatha tenía tres esposas:
Kaushalya, Sumitra y Kaikeyi, las cuales simbolizan estos tres gunas.

Poco tiempo después de su entrada en Ayodhya, en
compañía de Sita como Maya, Rama tuvo que entrar en la jungla de la vida. Estas
penurias van junto con las que se asocian con Maya, la ilusión, el mundo que conocemos.

Como resultado, Sita fue secuestrada por Ravana y
Rama tuvo que emprender su búsqueda. En el camino, se encontró con los hermanos
Sugriva y Vali. Ellos representan las cualidades de discriminación (viveka) y
de los celos (dhiratva). Rama hizo causa común con Sugriva para vencer a Vali.
Obtuvo la amistad de Anjaneya (Hanuman), quien simboliza la intrepidez. Con la
ayuda de Sugriva y Hanuman, Rama cruzó el océano del engaño (moha) para entrar
en Lanka. De nuevo se encontró con los tres gunas: sattva, rajas y tamas (las
cualidades de serenidad, pasión y pasividad) en Lanka, en las formas de
Vibhishana, Ravana y Kumbhakarna. Venció a Ravana y a Kumbhakarna (los gunas
rajas y tamas) y coronó a Vibhishana (sattva).

Recuperó a Sita, quien ahora asumió la forma de
la sabiduría nacida de la experiencia (anubhavajñana), y entró de nuevo en
Ayodhya con ella.

La epopeya del Ramayana transmite estos
importantes mensajes cuando se entiende de manera apropiada el significado
simbólico de los personajes y los hechos que relata.

Ravana era el Rey de Lanka (los placeres
materiales). Aunque contaba con todos los poderes, estaba perpetuamente inmerso
en la pasión y el deseo (moha). No importa la erudición, la riqueza o la fuerza
que uno pueda tener; si no tienes control sobre tus sentidos, desciendes a las
profundidades de la degradación.

Si no puede controlar sus sentidos, la persona
podrá conquistar los tres mundos, pero será esclavo de sus impulsos.

Los rasgos negativos de Ravana eran compartidos
por toda la gente de Lanka. Así como es el soberano, así son los súbditos, dice
el adagio. Si el gobernante se entrega a los placeres de los sentidos, los súbditos
hacen lo mismo. Lanka estaba así sumergida en los placeres de la carne. La
gente no era consciente de las virtudes humanas, mucho menos de las cualidades
divinas. Los placeres de la carne eran su única preocupación, aunque, al mismo
tiempo, llevaban a cabo rituales, como las ofrendas (yagas) y los ritos
sacrificiales (yajñas).

Al presenciar la grandiosidad y belleza de Lanka,
con sus grandes mansiones y bellos jardines. Hanuman primero se preguntó si el
gobernante de tal paraíso sobre la tierra podía haber cometido el horrendo
crimen de raptar a Sita. Luego, se dió cuenta de que Lanka era como el fruto de
la higuera: muy atractivo por fuera, pero lleno de gusanos por dentro. A pesar
de su belleza y grandiosidad externas, Lanka contenía fuerzas de maldad y
perversidad. Cuando tal morada de maldad se convierte en un reino de rectitud
con la coronación de Vibhishana, se llega al punto culminante de la historia
del Ramayana.

Lo bueno existe en medio del mal y viceversa. El poema épico del Ramayana habla, pues, de la transformación de la naturaleza demoníaca en
divina. 

Siempre hay algo bueno en medio de lo malo, y algo malo, en medio de lo
bueno.

De ahí que la respuesta a la pregunta ¿dónde se
puede encontrar al Señor? es: “En todo, puesto que, incluso de la intranquilidad surge la paz; de la paz resulta
la iluminación y esta iluminación revela la suprema refulgencia de lo Divino”, o
como dijo el santo cristiano “desde el vicio se puede conocer la virtud”. 

Por el contrario, en Ayodhya todas las personas parecían ser
virtuosas y piadosas devotas de Dios. Pero aun en esa sagrada tierra había
hombres mezquinos dispuestos a lanzar calumnias contra la Divinidad misma y a
encontrar fallas en las cosas de Dios. Fueron las despectivas observaciones de algunos sus ciudadanos contra Sita y Rama las que condujeron al destierro de esta a la
selva.

Muchas veces nos consideramos por encima de los
demás por que tenemos un camino espiritual. 

Si tu observas una figura de Kali
veras que alrededor de su cuello lleva una guirnalda hecha de cabezas humanas
cortadas. Esas cabezas no corresponden a gente mala, deshonesta, asesinos o
ladrones, sino a yoguis y sabios que se creyeron por encima de los demás.