Hay muchas leyendas sobre Matsyendranath (el señor de los peces). Os presento una de ellas.
Se dice que, hace mucho tiempo un niño nació en un pueblo de pescadores y no se sabe por qué este niño fue rechazado por su familia, expulsado de su pueblo y abandonado en el mar.
Allí se lo tragó una ballena y se lo llevó. La ballena gustaba de retozar y flotar en las aguas cercanas a la cueva donde el señor Shiva le enseñaba a Parvati, cada día, el arte del yoga. El niño escuchaba, desde el interior de la ballena todas esas enseñanzas. Durante mucho tiempo el niño escuchó quieto y con gran concentración. A través de lo que oía, visualizó los movimientos y posturas que el Señor Shiva le enseñaba a su esposa, comprendió las intensas respiraciones que le indicaba, aprendió los mantras, cànticos y sonidos, Y así comenzó a practicar sus movimientos y asanas, a realizar pranayama, a mantener largas horas de silencio.
Shiva ya sabía de la existencia de Matsyendra en el interior de la ballena y, a su debido tiempo, le pidió a esta que le dejara libre. Cuando Matsyendra salió de la ballena ya era un hombre, Shiva le puso el nombre de Matsyendranath y le animo a enseñar el Yoga que había aprendido a aquellos aquellas que se lo pidiesen. Así Matsyendranath se convirtió en el primer Maestro de Yoga y dedicó su vida a repartir sus conocimientos. A él se le atribuye haber sido el maestro de Goraksha, el creador del Hatha Yoga.
Lo que en un principio pudo parecer desafortunado, incluso terrible, ser rechazado, expulsado, abandonado y tragado por la ballena, en realidad fue una bendición para Matsyendra. Y lo que cambió la suerte de aquella experiencia fue la actitud de nuestro protagonista. Matsyendra en vez de autocompadecerse o de maldecir su desdicha, decidió abrirse a la vida, al aprendizaje. Opto por continuar su vida, por aceptar y adaptarse. No se resignó y cayó en la desesperanza. Se mantuvo consciente y despierto.
Esta historia nos enseña que siempre tenemos la posibilidad de elegir, por muy mal que nos vengan las cosas, cómo reaccionar ante lo que nos sucede.
Todas y todos nos hemos sentido alguna vez rechazados, abandonados, como si el mundo nos tragara y ante esas experiencias podemos elegir sentirnos culpables, podemos sentirnos victimas y clamar contra el mundo, culpar a los demás y sufrir hasta no aguantar más, o, podemos elegir
aceptar, adaptarnos y crecer a partir de aquello que nos produce dolor.
Cualquier experiencia, por terrible que nos parezca en el momento es una enseñanza, una oportunidad de crecimiento.
aceptar, adaptarnos y crecer a partir de aquello que nos produce dolor.
Cualquier experiencia, por terrible que nos parezca en el momento es una enseñanza, una oportunidad de crecimiento.
Si nos fijamos en la postura de yoga que lleva el nombre de nuestro personaje vemos su significado.
Cuando hacemos ardha matsyendrasana y giramos, torsionamos nuestro cuerpo hacia atrás es como si miráramos a nuestro pasado, y a través de esa acción crecemos.
Esa energía de aceptación de lo que hemos sido, que de otra forma abríamos perdido nos ayuda a elevarnos. Todas las enseñanzas, todo lo desechado, todo lo sufrido, todo lo disfrutado.
Cuando practicamos Ardha Matsyendrasana, nuestro ser completo se beneficia de sus efectos.
A nivel físico tu sistema nervioso va a verse estimulado y fortalecido, ya que esta posición trabaja la línea de nervios que va desde la base de la columna hasta los ojos. Además incrementa el fuego digestivo intensamente, al estimular toda la zona abdominal, ejerce un profundo masaje sobre la zona abdominal, ayuda al alivio de los desórdenes digestivos y es beneficioso contra el estreñimiento. Regula la secreción de bilis. Tonifica los nervios de la columna, fortalece la espalda, alivia el lumbago y los espasmos musculares.
Si se practica con cuidado, este asana es de gran beneficio en casos de vértebras desplazadas.
A nivel físico tu sistema nervioso va a verse estimulado y fortalecido, ya que esta posición trabaja la línea de nervios que va desde la base de la columna hasta los ojos. Además incrementa el fuego digestivo intensamente, al estimular toda la zona abdominal, ejerce un profundo masaje sobre la zona abdominal, ayuda al alivio de los desórdenes digestivos y es beneficioso contra el estreñimiento. Regula la secreción de bilis. Tonifica los nervios de la columna, fortalece la espalda, alivia el lumbago y los espasmos musculares.
Si se practica con cuidado, este asana es de gran beneficio en casos de vértebras desplazadas.
Previene la ciática. Regula la secreción de adrenalina. Además, trabaja sobre las glándulas endocrinas influenciando todas las secreciones hormonales y aliviando diversos problemas ginecológicos. Ayuda en el proceso de diuresis al estimular los riñones y las glándulas suprarrenales. Bajo la guía de un experto, se recomienda su práctica contra la diabetes.
A nivel mental y emocional ese proceso de aceptación de lo que somos a través de lo que hemos sido nos libera y como ya os he dicho nos eleva.
A nivel energético la fuerza vital de nuestra respiración consciente sube y baja por nuestra columna vertebral dibujando esa espiral que marca nuestra columna torsionada.
Y a nivel espiritual, ese subir y bajar de nuestra conciencia y respiración por la columna toca cada uno de los chakras principales desde el coxis hasta la coronilla. Esa forma de magnetizar nuestro eje nos permite romper velos, deshacer nudos, soltar lastre, aligerar la carga.
Para terminar, Ardha Matsyendrasana es de esas posturas que deberíamos incluir en nuestra practica diaria con plena conciencia de Matsyendranath y su significado.
Interacciones del lector