En una sociedad que presume de grandes avances tecnológicos y científicos, resulta paradójico que persista una comprensión tan limitada de la mente y sus mecanismos. La incapacidad para gestionar adecuadamente nuestros impulsos emocionales y mentales conduce a un sufrimiento innecesario. Nos convertimos, sin darnos cuenta, en víctimas de nuestros propios deseos, de las influencias externas y de las expectativas ajenas, perdiendo el contacto con nuestra verdadera esencia y propósito en la vida.
Si hay algo que todos anhelamos, sin importar quiénes seamos ni dónde estemos, es sentirnos bien. Deseamos vivir con una sensación de seguridad, satisfacción y equilibrio que nos acerque a lo que comúnmente llamamos felicidad.
La búsqueda de la felicidad
La búsqueda de la felicidad es un elemento común en toda experiencia humana. Sin embargo, muchas veces se percibe como un estado transitorio, una emoción efímera que aparece y desaparece. Así, la felicidad se convierte en un objetivo externo: algo que creemos poder obtener a través de logros, posesiones o experiencias pasajeras. Este enfoque, aunque habitual, resulta insostenible, ya que lo que depende de condiciones externas siempre será temporal y perecedero.
Este modelo de felicidad nos impulsa a un ciclo constante de búsqueda y esfuerzo, esperando alcanzar momentos fugaces de placer que, al disiparse, nos dejan nuevamente en la insatisfacción. Entonces surge una pregunta esencial: ¿es posible encontrar una forma de felicidad más profunda y estable, que no dependa de factores externos?
Tanto el yoga como la meditación ofrecen una respuesta afirmativa. Estas disciplinas señalan que la verdadera felicidad no es un bien que se persigue ni un objeto que se adquiere, sino un estado de paz interior que puede cultivarse y sostenerse, independientemente de las circunstancias externas.
La felicidad duradera no puede provenir de lo externo, porque todo lo externo es impermanente. Si la felicidad dependiera de poseer algo o alcanzar un lugar, todos sabríamos exactamente dónde encontrarla. Sin embargo, la realidad es que cada persona toma caminos distintos en su búsqueda, demostrando que no hay un único destino donde la felicidad resida.
Un cambio de perspectiva: de lo externo a lo interno
En lugar de buscar la felicidad fuera, lo que realmente deseamos es convertirnos en personas felices. No buscamos una experiencia pasajera, sino un estado permanente de bienestar interior. Este cambio de perspectiva es fundamental: la verdadera búsqueda de la felicidad es interna, un proceso de autodescubrimiento y realización personal.
Si el sufrimiento se origina en la mente, también es en la mente donde se encuentra la solución. Para acceder a ese estado de felicidad interior, es necesario:
Desarrollar un conocimiento adecuado
Comprender que la felicidad no depende de factores externos, sino de nuestra relación con nuestro propio ser, es el primer paso hacia la transformación.Adoptar un estilo de vida coherente
Vivir de acuerdo con esta comprensión nos permite cultivar un entorno de paz y armonía, tanto con nosotras mismas como con los demás. Esto implica desarrollar una actitud colaborativa y compasiva, entendiendo que todos los seres comparten el mismo anhelo de felicidad.Practicar la meditación y el autoconocimiento
La meditación nos ayuda a calmar la mente, superar distracciones y fortalecer la capacidad de introspección. A medida que profundizamos en la práctica, se revela un estado natural de paz y serenidad que ha sido oscurecido por las complejidades de la vida moderna.
La meditación no persigue una experiencia fugaz, sino que facilita el acceso a un estado innato de calma y claridad mental. Nos ayuda a reconectar con nuestra esencia, percibiendo que la felicidad auténtica es, en última instancia, un estado del ser.
La propuesta de Espacio Shantala
Si has llegado hasta aquí, es probable que ya hayas experimentado la insatisfacción de buscar la felicidad en lo externo. La tradición védica nos ofrece un camino diferente: a través de la escucha, la reflexión y la integración de enseñanzas sobre el dharma y el karmayoga, nos invita a redescubrir la fuente interna de felicidad y a vivir desde un estado de discernimiento y desapego.
En Espacio Shantala te ofrecemos un entorno adecuado para esta exploración interior. Nuestras clases de meditación en grupo (mínimo 5 personas), con una duración aproximada de 80 minutos, combinan la práctica de técnicas tradicionales con enseñanzas profundas y aplicables a la vida cotidiana. Durante las sesiones:
- Realizamos una preparación física suave para relajar el cuerpo.
- Practicamos distintas técnicas de relajación y prāṇāyāma (control de la respiración), fundamentales para calmar la mente y facilitar la introspección.
- Aprendemos técnicas de meditación basadas en el Kriyā-yoga, un método eficaz para desarrollar claridad interior y nitidez para el autoconocimiento.
Más allá de la práctica, nuestras clases ofrecen un espacio de aprendizaje, donde transmitimos enseñanzas basadas en la cultura védica y exploramos cómo integrarlas en la vida diaria. Entendemos que la meditación, por sí sola, no es suficiente; es necesario complementarla con una comprensión más amplia de lo que somos y un estilo de vida que refleje ese entendimiento.
Las clases están disponibles tanto en formato presencial como en línea, para que puedas elegir la modalidad que mejor se adapte a tus necesidades.
Si sientes el llamado a explorar este camino, te invitamos a formar parte de nuestras sesiones y a descubrir que la verdadera felicidad siempre ha estado dentro de ti, esperando a ser revelada.
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