Kauṇḍinya era un gran sabio, un maestro del conocimiento védico. Un sabio conocido más allá de Bharat (India). Āśraya era su esposa. Kauṇḍinya era un gran devoto de Gaṇeśa. Un día, él estaba explicando a su esposa Āśraya la importancia de una hierba que estaba ofreciendo a Gaṇeśa. Ella no creía que esa pequeña hierba fuera tan importante, así Kauṇḍinya dijo a su esposa, «si tienes alguna duda con respecto a la importancia de esta hierba, ve al Dios Indra y dile que quiero el peso de esta hierba en oro.”
Siguiendo las instrucciones de su marido, Āśraya fue al Dios Indra y mostrándole la hierba le dijo: «Mi marido pide por favor el peso de esta hierba en oro”. Indra al ver la humilde hierba le dijo que la cantidad de oro sería muy pequeña, él les podía dar tanto como oro como quiseran. Pero ella dijo:
“No, mi esposo quiere enseñarme algo, proceda por favor como él nos indica.” Entonces Indra la envió a Kubera el Dios de las riquezas junto con un mensajero y le ordenó que le diera el oro que deseaba. Kubera colocó la hierba en un plato de la balanza y una pequeña pieza de oro en el otro platillo.
Pero para su sorpresa, la cacerola que contenía la hierba pesaba más. Entonces Kubera puso un poco más de oro en el plato, pero seguía siendo la hierba más pesada. Incredulo comenzó a poner más y más oro en la balanza pero todavía la hierba era más pesada. Termino por poner todo su oro en el plato, pero ni aún así. Entonces Kubera se sentó junto a su esposa en el plato colmado de oro, pero aún así el peso de la hierba era mayor. Al ver esto todas las deidades y asuras se reunieron alrededor y, finalmente, también se sentaron en la balanza. Toda la creación no podía igualar el peso de una pequeña hierba.
Todos ellos, junto con Āśraya fueron al Sabio Kauṇḍinya y dijeron: «Hoy nos has enseñado una gran lección, hoy llegamos a comprender la importancia de lo que es ofrecido con humildad y devoción”
Cuando haces una ofrenda con el corazón, diriges tu energía hacia algo en concreto, estás ofreciendo lo que tienes, te desprendes u ofreces algo que para ti es muy valioso independientemente del valor que pueda tener para los demás. Y lo haces sin pedir nada a cambio, es un acto de gratitud.
Ese acto es voluntario, humilde y sincero y eso le da una fuerza, un peso que no puede ser vencido o igualado por nada material o interesado.
El āsana recuerda a la bascula utilizada por el sabio para transmitir sus enseñanzas. Para recordar esta lección y, porque no, ofrecer con gratitud de corazón nuestra práctica. ¿A quien o a que ofrecer?, ¿Hacia donde diriges tu energía?, eso lo decides tú.
El āsana
Fisicamente este āsana de equilibrio sobre las manos y torsión, estimula los órganos digestivos y rejuvenece y desbloquea la columna vertebral, mejora el equilibrio y la concentración.
Eka Pada Kauṇḍinyāsana I se suele adaptar desde salamba shirsāsana (la parada sobre la cabeza con apoyo de manos), pero también se puede conseguir desde Parsva Bakāsana. Esta es la que vamos a coger de referencia.
Iyengar en Parsva Bakāsana |
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Eka Pada Koundiyāsana I |
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